jueves, 21 de febrero de 2013

Negro,mundos sin sol.

Aquí os dejo un escrito. Es de los típicos que haces cuando estás aburrida y lo plasmas en un folio,siempre inspirada en algo. Para empezar el blog,no está mal,soy nueva en esto.
Sin enrollarme más,espero que os guste (: 
¡Un beso a todos!



El cielo seguía oscuro,negro como el azabache. Sólo la luna iluminaba el pequeño claro donde me encontraba,afortunadamente,justo debajo de ella,con suaves hilos blancos que hacía que los árboles se volviesen de plata. Mi brazo temblaba,mi mano permanecía quieta a pesar de ello,mi mente,despejada y atenta. Lo sentía,mis ojos también lograban ver los suyos,oscuros,como un pozo sin fondo. Se movía con rapidez entre los frondosos árboles,silencioso,pero su pelaje negro gris entre la yesca,reconocible a pesar de lo oscuro que estaba el día;lo delataba. Mi vista seguía el caminar de sus oscuras patas sobre la yesca. Él no me había visto. Me apostaría lo que fuera a que su actividad era la misma que la mía,pero él era mi presa,yo su cazadora.
Nunca se me había dado bien cazar lobos. Lo dicho,se movían suavemente y no dejaban verse ya que contaban con la oscuridad de su parte. Pero nada es inviolable,y hoy le había tocado a un macho pequeño,quizás todavía sin manada,sin alguien que le cubriese las espaldas. Quizás aquella era la razón por la que mi cuchillo había inpactado en su cuello casi al instante. No estaba muerto,sus músculos se hallaban en tensión,y gemía sin cesar mientras movía su pata derecha de cazador. No deseaba verlo así. Saqué el cuchillo y antes de que se pudiese levantar,ya había vuelto a penetrar su cuello. Sus ojos me miraron lastimeros antes de emitir un último gruñido. Después,simplemente,calló. Sólo se escuchaba a los búhos en aquel momento,y decidí salir del bosque.
Mi padre se pondría muy contento al ver una pieza tan grande. Pájaros,comadrejas y conejos eran los únicos animalillos que caían bajo mis trampas y,si no fuera por mi puntería con el cuchillo,el lobo seguiría vivo y con un sólo rasguño en algún sitio. Además,hubiese perdido mi cuchillo. Así que dejé de lamentar la muerte de tal preciado animal y cargar con él en la espalda. Pesaba muchísimo,me paré a descansar a mediados del camino en una franja hacia la ciudad y dejé el animal a mi lado.
Llegué a Plantago exausta. La ciudad recibía ese nombre por las bonitas flores llamadas llanten que crecían desde la caida del sol,como lo llamábamos aquí,y que,como un milagro,sobrevivían a la oscuridad de los meses con la poca luz que absorvían en los días eclipsados y se mantenían durante todo el invierno. Además,se decía que con su blancura iluminaban el cielo,cada año en las conmemoraciones,dos niños salían a llevarlas en un ramo hacia el altar de la iglesia,y rezaban junto con todo Plantago. Y todo aquello se realizaba,simplemente,porque la gente tenía fe en que algún día este mundo volviera a ser como se decía que era antes,con frutas que llevar a casa,palacios y tecnología con algo llamado ordenadores e internet,y sobretodo,lo más importante,con luz,con un sol que nunca acabase,que siempre estuviese allá alto en el cielo,vislumbrándolo todo y haciendo crecer a las plantas e iluminar nuestros días. Yo no creía en esas cosas. Siempre he creído que el sol nos dejó un día para no volver,y mis plagarías sólo son y serán para la luna,a la que muchos ignoran,pero en realidad es nuestra fuente de luz blanquecina en nuestros días oscuros.
Jadeo mientras,después de levantarme,cojo al lobo por un costado. Si,es pequeño,pero pesa una barbaridady lamento no haberme traído un saco,o que mi padre no esté conmigo.
Camino a cuestas con el animal pasando por delante de la inmobiliaria donde antes trabajaba mi padre. Al principio,una clienta me mira y después me señala interrogante. Como me he parado,parece que estoy esperando que me abran la puerta y me dejen pasar,así que meneo la cabeza y sigo adelante. Después de dar tres pasos,las piernas me tiemblan,y no es que yo no sea fuerte,la cabeza me arde por el calor que viene de dónde nadie sabe,los brazos me duelen y el lobo peligra con caerse al suelo aunque yo no quiera. Sé que me voy a caer,porque ya no puedo más con todo el peso,y es justo cuando me doy cuenta de que no ha sido buena idea venir con el lobo en la espalda,sino que debería llamar a mi padre,o simplemente no cazarlo. Pero en fin,aquí estoy,pensando en que me voy a desmayar de un momento a otro,y justo cuando pienso esto las piernas me fallan y caigo encima del lobo,en el suelo.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho, ¿tiene continuación? :D Enhorabuena por el blog,
    besos ;)

    ResponderEliminar
  2. Muchísimas gracias! Que va,fue simplemente que se me ocurrió,aunque podría seguir escribiendo. Un beso enorme,y gracias también por comentar!

    ResponderEliminar